La abeja reina es el pilar de la colonia y la que determina con su existencia la supervivencia de la especie. Una colmena no puede sobrevivir sin su reina. Esta puede ser reconocida por sus dimensiones, mucho más grandes que las obreras. Sus alas no cubren completamente su abdomen y como no tiene que realizar tareas, sus patas no necesitan estar equipadas con peines o cepillos.
Los ojos de la abeja reina son menos facetados, su sistema olfativo está mucho menos desarrollado y tiene una lengua más corta que todas las demás abejas. Su aguijón es más suave y generalmente es utilizado para luchar con sus competidores. Pero la misión de “su majestad” es poner huevos, durante toda su vida.
Los huevos de abeja reina son extremadamente pequeños, generalmente no superan los 2 milímetros. La abeja reina apenas suele tardar unos segundos en poner un huevo, pero le toma casi un día completo realizar el desove de 2000 huevos. Las reinas jóvenes suelen ser muy organizadas en el proceso de colocación de los huevos dentro de cada celdilla, las más viejas van perdiendo esta capacidad con los años.
Aproximadamente pondrá, ininterrumpidamente, un millón de huevos.
En una colmena no pueden existir dos reinas, así que la futura reina tendrá que convertirse en una luchadora desde poco tiempo después de su nacimiento. La primera de ellas, después de eclosionar, tendrá que matar a las que están contenidas en las demás células.
La batalla por el reinado




En cada célula habrá una hembra, si su óvulo fue fertilizado o habrá un macho si no lo fue. La abeja reina mantiene su fertilidad por aproximadamente 4 años. Pero cuando solo ponga huevos sin fertilizar, generando machos, la colonia preparará a otra reina para gobernar. De esta forma, la reina vieja no tendrá derecho a la comida y será exiliada por las demás.
Fuente: OK diario